Olvidé tu cumpleaños
- La Dramática
- Oct 31, 2019
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Estaba leyendo un libro, echada en mi cama, sobre la biografía de la fantástica Patti Smith. Recuerdo que me faltaba muy poco para terminarlo y estaba bastante emocionada y asombrada por la fortaleza y coraje de este personaje. Qué vida más intensa pensaba. Qué gran libro. Debo agradecerle al muchacho de la librería que me lo recomendó. Me dijo “Es el libro que más he comprado para regalar. No importa si no sabes nada sobre ella o su música. Yo no la conocía y me encantó”. Me pareció bastante convincente así que no dudé en comprarlo. En fin… De pronto, en medio de mi apasionada lectura me choco con esta frase: “Robert y yo decidimos marcharnos el 20 de octubre de 1975. Era el cumpleaños de Arthur Rimbaud”. ¡Putamadre! Grité.
Solté el libro y me ahogué en un segundo. ¿Qué día es hoy? Mierda, no. Es miércoles. 28?29? Es 31 Mierda, ya casi es noviembre. Mierda, mierda, mierda, mierda. Me cogí el rostro, la cabeza, me levanté. ¡Auxilio!. (no, no hay nadie en casa y aunque lo hubiera, seguramente no se lo contarías a la señora de 60 años que tienes como compañera de piso). Inmediatamente, lo imaginé a él esperando mi saludo, una llamada o un mensaje. Esta imagen por supuesto hizo que se me estrujara el corazón más y más. ¡¡¡Cómo había podido olvidar su cumpleaños!!! No cabía en mi cerebro cómo había sucedido esto. Habían pasado ya 10 días del onomástico y yo me encontraba sola, en mi cama, al otro lado del mundo pensado qué carajos hacer. Y la verdad, es que nada de lo que hiciera iba a retroceder el tiempo y cambiar los hechos. Simplemente había olvidado su cumpleaños. Cogí desesperadamente el celular sin saber muy bien qué hacer o decir pero con la misión de no dejar pasar un minuto más mi olvido. Como si esos 10 días hubieran sido solo uno o dos. Podría decir que mi reciente mudanza al país europeo me había jugado una mala pasada. O quizás el cambio de horario, los deberes universitarios, ¿el idioma?, la paella…? Por Dioooos! 10 días es una eternidad. No tienes excusa. El daño ya está hecho. Pensé, incluso, que escribir a esas alturas sería aún peor que no escribirle nunca. Me di un tiempo para reflexionar. No, no, no no. Error. Nunca es tarde para pedir perdón o decir lo siento. Y la verdad, es que eso era lo único que quería hacer en ese momento. Decir lo siento.
Me lancé a llorar. ¿Por qué me sentía tan miserable? Él nunca celebra sus cumpleaños. Le dan bastante igual a decir verdad. ¿Por qué lloras? ¿Por qué?
Intenté escribirle con toda la sinceridad que pude. (por whatssap)
“Hey, me acabo de dar cuenta que se me pasó saludarte por tu cumpleaños. (carita triste) Espero que la hayas pasado bien”.
No me salió. Sin duda, el peor saludo de cumpleaños de la historia.
¿Carita triste? ¿En seriooo? Cuando en realidad lo que quisiste decir fue: “Soy una reverenda hija de puta. Olvidé rotundamente tu cumpleaños. Lo siento. Me siento absolutamente culpable. Perdón, perdón y mil veces perdón” Como el poema de Oliverio Girondo que dice: Que cuando quieras decir “mi amor” digas “pescado frito”. Yo dije pescado frito. Eso fue lo que dije. ¿Por qué nos cuesta tanto decir las cosas tal y como las pensamos? ¿Por qué nos es tan difícil expresar nuestros sentimientos? Si lo hiciéramos, seguramente todo sería más fácil.
No contesta. Me está ignorando. Ya lo leyó. Está molesto. Es un saludo muy cobarde, pensé. Vamos, a estas alturas no estás para pensar en tu orgullo. Es tu ex y qué. Hace más de un año que no están juntos y qué. Hace tiempo que no hablaban y qué. Y qué, y qué y qué.
Vuelves a escribir.
“Oye perdóname en serio. No sé si esto te importa demasiado pero a mí sí. Lo tenía en la cabeza y no sé cómo se me pasó. Encima justo he pensado en ti en estos días. El fin de semana fui a un concierto y me acordé de ti.”
En la pantalla del celular sale que él está escribiendo… (Esos segundos se te hacen eternos)
“Hola. No te preocupes. Todo bien. Tenía que chambear pero la pase bien. Gracias por el saludo”.
(Silencio) (Ninguno de los dos dice nada)
Nuevamente en la pantalla del celular sale que él está escribiendo…
“Yo siempre me acuerdo de ti. Y te extraño. Ya te lo he dicho.”
Me vuelve el alma al cuerpo. Me seco las lágrimas. Pienso que si el pudiera verme y ver mis lágrimas entendería todo. Me vuelve el alma al cuerpo.
Cambio de tema. No me lo esperaba. Intento ser atenta con él. Conversamos un poco del concierto y de música. Jugamos a que todo está bien. Un jaja por aquí, un jaja por allá. Pero nunca un jajajjaja.
Finalmente me atrevo a poner fin a la conversación.
“Me voy a dormir. Ya es un poco tarde por acá. Tengo clases mañana”.
-“Hablamos”.
-“Hablamos”.
Me quedo pensativa, ensimismada. Me encuentro con el libro. Veo la portada. “Joder Patti”.
31/10/2018, Vallecas, Madrid.
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